Uno de los problemas aún no resueltos del Laberinto de Fortuna es la correcta identificación del personaje femenino que inspira la copla 79, aquella ‘muy casta dueña de manos crueles, / digna corona de los Coroneles, / que quiso con fuego vencer sus fogueras’. Los editores modernos solventan por lo general la cuestión remitiendo a los comentarios de Hernán Núñez o el Brocense.

En su importantísima edición anotada y comentada de 1499, Hernán Núñez ya advirtió que Juan de Mena ‘habla de doña María Coronel’, pero que ‘la historia o caso de esta señora doña María Coronel no se cuenta de una manera’. El comendador griego distingue dos corrientes de opinión, que no atribuye a ningún autor concreto (‘unos dizen … la opinión de otros es que …’). Según la primera, doña María Coronel sería la hija de don Alonso Fernández Coronel, criado y servidor de Alfonso XI de Castilla, y esposa de don Juan de la Cerda, bisnieto del infante don Fernando de la Cerda. A esta señora, ‘estando su marido absente, vínole tan grand tentación de la carne que por no quebrantar la castidad y fe devida al matrimonio, elijó (sic) antes de morir, y metióse un tizón ardiendo por su miembro natural, de lo qual murió’. Hernán Núñez considera esta acción ‘cosa por cierto hazañosa y digna de perpetua memoria, aunque la circumstancia del caso parezca algo escurecerla’. La segunda opinión recogida por el comendador griego defiende que ‘esta señora doña María Coronel fue muger de don Alonso Pérez de Guzmán’. Según su glosa, ‘dizen que estando él cercado en la villa de Tarifa de los moros’, su mujer se encontraba en Sevilla, ‘y como le veniesse la dicha tentación, por no hazer cosa que no deviesse, se mató de la manera que conté’. Hernán Núñez no se decanta por ninguna de estas posibilidades, y deja abierta la cuestión: ‘De estas dos opiniones siga el lector la que más verisímile le pareciere’.