Los emblemas de la cruz roja y el de la media Itina roja son a la vez lafuerza y la debilidad de nuestro Movimiento.

Son sufuerzaporque son el símbolo visible y respetado del socorro a las víctimas de la guerra que, desde hace 125 años, ha permitido prestar protectión, asistencia y calor humano a millones de heridos, prisioneros, niños, familias, etc., en el marco de los terribles conflictos que han convulsionado nuestro planeta como nunca en su historia. Son su fuerza porque evocan, en el mundo entero, una imagen positiva de humanidady de compasión.

Pero esos emblemas son también ladebilidaddel Movimiento, porque son portadores de división en su seno y le impiden alcanzar la universalidad.

Ante este problema, quisiéamos, naturalmente, rehacer la historia.

En la Europa de la primera mitad del siglo XIX, cada ejército señalaba sus servicios sanitarios con una bandera de color diferente: bianco en Austria, rojo en Francia, amarillo en España y negro en otros lugares. A veces, estos emblemas variaban de un cuerpo de tropa a otro. Además, ningún signo particular permitía distinguir los furgones sanitarios de los demás medios de transporte del séquito, y nada permitía identificar a distancia a los miembros del servicio de sanidad.

Es fácil imaginar, pues, las consecuencias de dicha situación: los soldados apenas sabían reconocer las ambulancias de su ejército y menos aun las del adversario. Por consiguiente, se disparaba tanto contra los furgones del servicio sanitario como contra los que contenían municiones. Los médicos y los enfermeros corrían el mismo peligro que los combatientes.

En un hospital civil reconocido por el Estado prestan servicio dos categorías de médicos que forman parte de su plantilla. Están, por un lado, los facultativos de dedicación exclusiva y, por otro, los que trabajan a tiempo parcial, a quienes se ha recurrido para reforzar el equipo médico a causa de un conflicto armado con un país vecino. Unas semanas más tarde, es ocupado militarmente el país. Un día, dos médicos que trabajan a tiempo parcial vuelven a su casa en un automóvil privado marcado con el emblema protector de la cruz roja. Una patrulla de policía hace un control del vehículo y de sus ocupantes, a raíz del cual son confiscados el vehículo y los brazales de identificación de los dos médicos, por razón de la utilización abusiva del emblema de la cruz roja a título protector, es decir, violando los artículos 24, 25, 26 y 44 del I Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, así como los artículos 20 y 21 del IV Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra.

Coetáneo del Convenio de 1864 —del que constituye una de las innovaciones más notables— el emblema de la cruz roja no ha dejado de suscitar, desde entonces, discusiones, debates, incluso controversias en cuanto a su naturaleza, sus objetivos y sus destinatarios, así como con respecto a las condiciones que debe reunir su uso.

El emblema de la cruz roja, como el de la media luna roja, adquirió rápidamente un cometido crucial en la aplicación y en la práctica de las normas del derecho internacional humanitario (DIH). Actualmente, se puede afirmar que paredes enteras del edificio constituido por el derecho de los conflictos armados estriban en el respeto del emblema y en las condiciones de utilización de éste.

«Víctima» de su éxito, el emblema, que había sido creado sólo como signo distintivo de los servicios sanitarios de las fuerzas armadas y de sus tropas auxiliares, vio ampliarse considerablemente, en el transcurso de los años, el círculo de sus usuarios.

La especial significación de los emblemas de la cruz roja y de la media luna roja, reconocidos internacionalmente corao símbolos de protección y de neutralidad en los conflictos armados, desaparecerá si emblemas o signos parecidos a éstos se utilizan de manera indiscriminada o con fines de difusión en tiempo de paz. En Estados como el Reino Unido, donde prácticamente no ha habido ningún conflicto armado en los últimos 40 años, el emblema de la cruz roja se ha ido gradualmente identificando con los primeros auxilios y con la asistencia médica o la sanidad en general, olvidándose o desconociéndose a menudo su única y principal significación durante los conflictos armados. Por ello, es especialmente importante que las Sociedades Nacionales de dichos Estados ayuden a las autoridades a supervisar usos no autorizados o indebidos de los emblemas; el cometido de las Sociedades Nacionales a este respecto se reconoció el año 1986 en los Estatutos del Movimiento (artículo 3 (2)).

En un acto sobrio y digno, organizado por el Departamento Federal de Asuntos Exteriores, en estrecha colaboración con el Comité International de la Cruz Roja y la Cruz Roja Suiza, la Confederación Suiza, Estado depositario de los Convenios de Ginebra, celebró, el 22 de agosto de 1989, en Berna, el 125.° Aniversario del Convenio de Ginebra del 22 de agosto de 1864 para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los ejércitos en campaña; asistieron representantes de los países signatarios de los Convenios de Ginebra y de las autoridades federales y cantonales, así como miembros del CICR, de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja.

Los señores Jean-Pascal Delamuraz, presidente de la Confederación Suiza, Cornelio Sommaruga, presidente del CICR, y Karl Kennel, presidente de la Cruz Roja Suiza, hicieron uso de la palabra para poner de relieve la importancia y la actualidad del derecho international humanitario.

El señor Jean-Pascal Delamuraz, presidente de la Confederación Suiza visitó, el 21 de agosto de 1989, el Comité International de la Cruz Roja (CICR), en cuya sede fue recibido por el señor Cornelio Sommaruga, presidente del CICR, por miembros del Comité y por otros directivos de la Institución, así como por el secretario general de la Liga, señor Pär Stenbäck. Acompañaba al presidente de la Confederación su señora esposa, para quien se organizó una visita a la Agencia Central de Búsquedas.

En su discurso de bienvenida, el señor Cornelio Sommaruga recordó, en visperas del 125.° Aniversario del Primer Convenio de Ginebra, la notable identidad de puntos de vista de las autoridades federates y del CICR. La Confederación Suiza, Estado depositario de los Convenios de Ginebra, ha permitido por diversas razones, a la Institución cumplir su cometido en el piano universal. El presidente del CICR destacó, sin embargo, que los principios de independencia y de neutralidad son indispensables para la ejecución de esta acción humanitaria.

El 22 de septiembre de 1989, el señor Flavio Cotti, jefe del Departamento Federal Suizo del Interior, visitó el CICR, donde fue recibido por el presidente de la Institución, señor Cornelio Sommaruga.

El presidente del CICR aprovechó la oportunidad para reiterar al Consejo Federal su gratitud por la importante ayuda de la Confederación al CICR y, con el jefe del Departamento Federal del Interior, pasó detenida revista a las actividades humanitarias del CICR.

El señor Cotti, acompañado de su señora esposa, visitó a continuación la Agencia Central de Búsquedas del CICR y se entrevistó asimismo con diversos miembros del Comité y dirigentes de la Institución.

Tras estas conversaciones en el CICR, el consejero federal y la señora de Cotti visitaron el Museo Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

En su sesión del 24 de agosto de 1989, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha decidido nombrar un director general en la persona del senor Guy Deluz.

Como estaba previsto desde septiembre de 1988, el Comité Internacional ha hecho un balance del primer año de funcionamiento de sus nuevas estructuras administrativas y ha decidido, en consecuencia, reforzar la Dirección establecida entonces, nombrando un director general al frente de la misma.

Durante los años setenta, el señor Guy Deluz fue en varias ocasiones delegado y jefe de delegación del CICR y, más tarde, jefe de la División Logística. El señor Deluz, que es actualmente presidente-director general de Pathé Marconi EMI Francia, asumirá sus funciones de miembro de la Direcciñn y de director general del CICR el 1 de enero de 1990.

Tras el golpe de Estado (30 de junio) del presidente Omar Hassan el-Bechir, prosiguieron las actividades del CICR. Se establecieron contactos inmediatamente con las nuevas autoridades, que dieron su asenso para la continuatión de las actividades del CICR.

El CICR visitó a los prisioneros en poder de las fuerzas gubernamentales en Wau y en Juba, el 23 y el 24 de agosto respectivamente. Tres prisioneros en Wau y cinco en Juba pudieron rellenar mensajes de Cruz Roja. Se volvió a ver asimismo, el 24 de agosto, a los 105 soldados de las fuerzas rebeldes capturados, visitados en junio.

Por otra parte, continuaron con cierta regularidad, a pesar de las lluvias, las actividades de asistencia que incluyen las distribuciones de víveres, semillas, aperos y material de pesca, así como los programas de vacunación de personas y de ganado.

El Supercamp 89, última manifestación de la conmemoración del 125.° Aniversario del Movimiento, tuvo lugar del 1 al 10 de septiembre de 1989 en Castiglione y Solferino (Italia) y, luego, del 11 al 14 de septiembre, en Ginebra. Organizado conjuntamente por la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, el CICR y la Cruz Roja Italiana, con la participación de la Cruz Roja Suiza, este acontecimiento reunió a 511 jóvenes del mundo entero procedentes de 132 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. La dirección corrió a cargo de la señora Joanna MacLean, jefa del Servicio de la Juventud de la Liga, secundada por el señor Serge Caccia, jefe del Servicio de Relaciones Públicas del CICR, así como de las señoras Clotilde Manuelli, jefa del Servicio de Asuntos Generales, y Manuela Lavagnino, jefa del Servicio de Asuntos Internationales de la Cruz Roja Italiana.

Don Eustasio Villanueva Vadillo, ex tesoreso general de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y ex miembro de la Comisión Permanente de la Cruz Roja International, falleció en Madrid el 11 de septiembre de 1989 a la edad de 72 años.

Doctor en derecho por la Universidad de Valladolid, catedrático de economía política y abogado, fue el fundador del Banco de Madrid y vicepresidente de su Consejo de Administración.

En 1967 fue nombrado vicepresidente de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja Española y, en 1969, pasó a ser miembro de la Comisión Permanente de la Cruz Roja International y de la Comisión Permanente del Baremo de la Liga. En septiembre de 1972, durante la 89ª reunión del Comité Ejecutivo de la Liga en Ginebra, el señor Villanueva fue elegido tesorero general de la Liga, función que desempeñó hasta 1981.

El CICR guardará un sentido recuerdo de este esforzado servidor de la Cruz Roja.

Por inciativa de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, se erigió, el 21 de agosto de 1989, un busto en memoria de Gustave Moynier, cofundador de la Cruz Roja y presidente del C1CR de 1864 a 1910.

En el transcurso de la ceremonia de inauguración del busto, obra del escultor Otto Bindschedler, tomaron la palabra varias personalidades: los señores Jean de Senarclens, presidente de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, Cornelio Sommaruga, presidente del CICR, René Emmenegger, alcalde de la Ciudad de Ginebra y Bernard Ziegler, jefe del Departamento de Justicia y Policía de la República y del Cantón de Ginebra.

La Revista se complace en publicar a continuación el discurso del presidente del CICR, bajo el epígrafe: «Gustave Moynier, el constructor».

El Principado de Liechtenstein ratificó, el 10 de agosto de 1989, los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

El instrumento de ratificación contenía la declaración siguiente:

Conforme al artículo 90, párrafo 2, inciso (a), del Protocolo I, el Principado de Liechtenstein declara que reconoce de pleno derecho y sin acuerdo especial, con relación a cualquier otra Alta Parte contratante que acepta la misma obligación, la competencia de la Comisión Internacional de Encuesta.

El Principado de Liechtenstein es el décimocuarto Estado que hace una declaración relativa a la Comisión Internacional de Encuesta. Recordemos que esta Comisión se constituirá cuando veinte Estados hayan hecho tal declaración.

La República Argelina Democrática y Popular se adhirió, el 16 de agosto de 1989, a los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

El instrumento de adhesión contenía la declaración siguiente:

El Gobierno argelino declara que, de conformidad con el artículo 90, reconoce la competencia de la Comisión Internacional de Encuesta con relación a cualquier otra Alta Parte contratante que acepte la misrna obligación.

La República Argelina Democrática y Popular es el decimoquinto Estado que hace una declaración relativa a la Comisión Internacional de Encuesta.

El Gran Ducado de Luxemburgo ratificó, el 29 de agosto de 1989, los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativos a la proteccion de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

De conformidad con sus disposiciones, los Protocolos entrarán en vigor, para el Gran Ducado de Luxemburgo, el 28 de febrero de 1990.

El Gran Ducado de Luxemburgo es el 88º Estado Parte en el Protocolo I y el 78º en el Protocolo II.