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El Gaucho Rioplatense: Origen, Desarrollo y Marginalidad Social*

Published online by Cambridge University Press:  02 January 2018

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“De este pretexto nacen las correrías que hacen los pueblos de las Misiones, y las ricachos del pueblo haciendo la corambre tan a poca costa, y en tanto número que no viene a cuenta a ninguno que no sea rico criar una vaca. Queda de este modo despoblada la campaña de vecinos, los ganados vagos, y la gente pobre a hacer sin licencia lo que otros hacen con títulos colorados …”

Lorenzo de Figueredo, 1790

El presente estudio no contiene una relación amable y pintoresca sobre el poblador rioplatense de antaño. Por lo contrario, presentamos una historia del hombre en algunos de sus múltiples aspectos, de acuerdo con numerosos y variados testimonios documentales contemporáneos a los hechos. Historia que trata, de acuerdo a Marc Bloch, de aprehender a los hombres pues sabe que allí donde huele la carne humana se encuentra su presa.

Type
Research Article
Copyright
Copyright © University of Miami 1964

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Footnotes

*

Primer capítulo de un libro en preparación sobre la marginalidad social del gaucho rioplatense.

References

1 Manoelito de Ornellas en Gaúchos e beduinos (A origen étnica e a formação social do Rio Grande do Sul), editado en la Coleção Documentos Brasileiros (Livraria José Olympio Editora, São Paulo, 1956, 454 págs.) sostiene y estudia las similitudes entre los árabes nómadas y los gauchos brasileños. Esta tesis fue sustentada anteriormente por Domingo Faustino Sarmiento en Facundo. “La herencia étnica que pretendemos — escribe — apuntar en el tipo primitivo del gaúcho, el hombre a caballo de los primeros tiempos, sufrió el influjo de nuevas corrientes inmigratorias, mestizo puro de español o de portugueses, e intuya que no será directa”.

Sobre el desarrollo de las culturas de los pueblos ecuestres existe una amplia bibliografía universal. Alexander Gallus se refiere a los nómadas de las estepas, sus mutaciones, tradiciones y costumbres, distintos procesos de domesticación y a las variaciones ideoplásticas, finalizando su monografía con un análisis del imperio de Atila (“The Horse-Riding Nomads in Human Development: An Essay in Human Destiny”, en Anales de historia antigua y medieval, Buenos Aires, Ministerio de Educación, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Historia Antigua y Medieval).

2 Otto Jessen, “Cosacos, cowboys, gauchos, boers y otros pueblos a caballo propios de las estepas,” en Runa, Archivo para las ciencias del hombre, volumen V, partes 1-2, Buenos Aires, Ministerio de Educación, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Antropología, 1952, págs. 170-186.

3 Sobre el origen del ganado vacuno en Buenos Aires consúltese: Emilio A. Coni, “Las siete vacas de Goes,” en La Nación, Buenos Aires, 8 de noviembre de 1925.

4 Revista de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, Director, Manuel Ricardo Trelles, tomo III, Buenos Aires, 1881. Relación de las Provincias del Río de la Plata, por Fr. Juan Rivadeneyra, 1581.

5 Archivo General de la Nación, Acuerdos del Extinguido Cabildo del 23 de enero de 1612, tomo II, Buenos Aires, 1907.

6 Joseph de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Madrid, 1894, págs. 418 y 419.

7 Biblioteca Nacional Buenos Aires, Archivo de Indias, Colección Gaspar García Viñas, número 4804, carta del obispo del Río de la Plata a S. M., 1° de mayo de 1627.

8 Emilio A. Coni, en documentos del Cabildo de Buenos Aires, las primeras “expediciones” de los pobladores de la ciudad para obtener ganado vacuno. (Historia de las vaquerías del Río de la Plata, 1555-1750). Sobre el gaucho santafesino y las costumbres de la sociedad pastoril de aquella región puede consultarse el estudio realizado por Agustín Zapata Gollán (El caballo en la vida de Santa Fe, desde la conquista hasta la llegada de los gringos, Santa Fe, 1955, 217 págs.)

9 Coni, Emilio A., El gaucho, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1945.Google Scholar Con mayores aportes documentales y estructura científica analiza este tema Angel Rosenblat (La población indígena y el mestizaje en América, Buenos Aires, Editorial Nova, Biblioteca Americanista, 1954, dos volúmenes). “Con mestizos — escribe — se pobló todo el litoral argentino. Después de 1580 empezaron a llegar a Buenos Aires nuevos pobladores de la Península, muchos de ellos con sus mujeres e hijos. Surgieron así nuevos núcleos de criollos, que se fueron mezclando a su vez con la población mestiza y la indígena, blanqueándose más la población general. El mismo desarrollo se produjo en las otras partes del país, colonizadas desde el Perú o desde Chile.” Roberto Levíllier, Biografías de conquistadores de la Argentina en el siglo XVI, Madrid, 1923, pág. XXI y passim, detalla el matrimonio de una serie de conquistadores del Tucumán con mujeres españolas, pero también alude a los hijos de conquistadores e indias y a los hijos de jóvenes blancas raptadas por los indios. Francisco de Aguirre, uno de los conquistadores de Chile, fundador de La Serena y luego fundador de Santiago del Estero y gobernador del Tucumán, fue preso y juzgado por el Obispo de La Plata en 1567 y después por la Inquisición de Lima, y entre los cargos del proceso figura el haber sostenido “que se hacía más servicio a Dios en hacer mestizos que el pecado que en ello se cometía”; el gobernador Aguirre, que estaba casado con española y tenía hijos suyos mestizos; en el proceso ante la Inquisición, se acusó, además, a un vecino de Santiago del Estero llamado Andrés Martínez de Zavala, el cual refiriéndose a unos hijos mestizos de Francisco Aguirre, decía que si él fuese cura o vicario castigaría al gobernador la noche que no se acostara con india, y que le darían doncellas indígenas para que creciera y multiplicara tan buena generación. Parece que tuvo más de cincuenta hijos naturales en Chile y en Tucumán.“

10 A mediados del siglo XVIII se inician los grandes malones indígenas, “A pesar de todo, la situación se hace cada vez más grave; los asaltos se suceden, y en 1751 los indios llevan su osadía hasta atacar el pueblo de Pergamino (229 kilómetros de Buenos Aires), y matan varios vecinos, entre ellos al Teniente-Cura (Acta 26 de agosto). Después de un cabildo abierto se resuelve crear cuatro compañías de soldados para que recorran la campaña, y para sostenerlas se crea un impuesto de un real y medio sobre cada cuero, amén de otros más sobre entradas de carretas, muías, yerba, etc. Desde ese momento — agrega — puede decirse que empieza un verdadero bloqueo del cristiano, a quienes los indios dejan solamente un estrecho corredor a lo largo del Río Paraná, por donde Buenos Aires se comunica con Santa Fe, Córdoba, Tucumán y Alto Perú. Coni, Emilio A., op. cit., pág. 71.Google Scholar

11 Un ejemplo ilustrativo lo señalan las numerosas quejas anotadas en el Cabildo de Buenos Aires. Las penas que se solicitan para los cuatreros y malentretenidos son cada vez más fuertes. Los estancieros inician así, a medida que se incrementa el precio de la tierra y del ganado, la persecución al gaucho.

12 Gori, Gastón, La pampa sin gaucho, Editorial Raigal, 1952.Google Scholar El autor colocó el siguiente subtítulo que nos señala el fin de su análisis, recopilación de varios artículos con unidad temática: “Influencia del inmigrante en la transformación de los usos y costumbre en el campo argentino en el siglo XIX”.

13 Nos referimos al peón de campo, pues el agricultor recibía salarios más altos y mejor tratamiento.

14 Fugl, Juan, Abriendo surcos. Memorias de …, 1811-1900, Buenos Aires, Edición Altamira, 1959, pág. 46.Google Scholar

15 El mencionado autor escribe, refiriéndose a este hecho: “Algunos vecinos, al ver el resultado del cultivo del trigo, simpatizaron con la agricultura y cuidaban mejor que antes sus animales para que no hicieran daño en los sembrados. Otros comenzaron a arar y sembrar, ayudándoles yo lo mejor que podía. Les vendí buena semilla y les aconsejaba como obtener el mejor resultado. Para mí era una ventaja el que los cultivadores de cereales fueran varios, pues de ese modo infundiríamos más respeto, tanto a las autoridades como a los vecinos en general.”

16 En colaboración con Bartolomé Mitre, en el Mensaje que se envía a la Cámara de Diputados el 20 de agosto de 1860 sobre la creación de centros agrícolas “a lo largo del F. C. Oeste”.

17 Leguizamón, Martiniano, “La cuna del gaucho”, en Boletín de la Junta de Historia y Numismática, tomo VII, Buenos Aires, 1930.Google Scholar

18 Cf. el documento donde se menciona esta palabra en la fecha señalada en nuestra monografía titulada “Antigüedad y significado histórico de la palabra ‘gaucho’ (1774-1805)”, en Boletín del Instituto de Historia Argentina “Doctor Emilio Ravigniani”, año 1, tomo 1, Buenos Aires, abril-mayo-junio de 1956, págs. 144-164. José Torre Revello (Sociedad colonial, las clases sociales, la ciudad y la campaña, en Academia Nacional de la Historia, Historia de la Nación Argentina, vol. IV, Buenos Aires, 1936.) da como fecha más antigua el año 1790. Emilio A. Coni en su libro El gaucho (Argentina-Brasil-Uruguay), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1945, repite el mismo dato.

18 Archivo General de la Nación, Buenos Aires, División Colonia, Sección Gobierno, Banda Oriental, Real de San Carlos, 1773-1775, S.9, C.7, A. 10, N° 2. Nota fechada el 22 de setiembre de 1774.

19 Bougainville, L. A., Viaje alrededor del mundo por la fragata del rey la “Boudeuse” y la fusta la “Estrella” en 1767, 1768 y 1769, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1954.Google Scholar

21 Ricardo Rodríguez Molas, op. cit. En el trabajo referido presentamos pruebas documentales que demuestran sin duda alguna nuestra tesis. En 1808 varias personas se escudan, al firmar un escrito de carácter político, con el seudónimo de “Los gauchos”. Cf.: Observaciones sobre los recientes acontecimientos de Montevideo, Buenos Aires, En la Real Imprenta de Niños Expósitos, 1808, 15 págs.

22 Nos referimos a su libro El gaucho. Leumann, Carlos Alberto (La literatura gauchesca y la poesía gaucha, Buenos Aires, Editorial Raigal, 1953)Google Scholar se refiere a diversos aspectos de las opiniones de Emilio A. Coni sobre el gaucho, recordando la “desnaturalización” que hace de cierto documento del año 1617 para defender su tesis. “El espacioso arreglo urdido, del pasaje en cuestión, se asoció al silencio absoluto de Coni, en todo su libro, de la ordenanza con que Alfaro declaró bienes comunes los ganados salvajes, ‘de que había gran suma en esta probincia', según la carta de Hernandarias fechada en Buenos Aires el 13 de mayo de 1618”. Expone además de la citada otras inexactitudes del autor de El gaucho.

Pinto, Luis C. en El gaucho y sus detractores (Buenos Aires, 1943)Google Scholar se refiere a la peregrina tesis de Emilio A. Coni pero sin demostrar suficiente conocimiento del tema, especialmente en su aspecto documental. Este autor sostiene en otra oportunidad (El gaucho rioplatense frente a los malos historiadores. Refutación a Enrique de Gandía, Buenos Aires, 1945.): “Hace tres años un señor académico, de triste recordación y trágico fin, Emilio A. Coni, dio término a una serie del conferencias en las cuales, con el pretexto de ‘contribuir a la historia del gaucho', sólo consiguió expectar toda su fobia antigauchista y antiruralista en forma rencorosa, obsecada, descomedida y grosera. No amontonamos calificativos al azar; de todo eso y mucho más se componían sus disquisiciones, soportadas pacientemente y con anuencia y complicidad del cónclave de notables …”

23 Copias existentes en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y caratuladas: Misceláneas. Archivos y bibliotecas de España, 1540-1740, carpeta 175. (En una carpeta interior al legajo titulada: “Relación de expedientes relativos al gaucho uruguayo.”)

24 También consúltese: Emilio A. Coni, “Los gauchos del Uruguay antes y después de la fundación de Montevideo,” en Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, Conferencias del curso de 1937, Montevideo, 1938, págs. 148-168.

25 La bastardilla nos pertenece.

26 Archivo General de la Nación, Buenos Aires, División Colonia, Sección Gobierno, Comandancia de Fronteras, 1789-1801, S.9, C.l, A.7, N° 5.

27 Archivo General de la Nación, Buenos Aires, División Colonia, Sección Gobierno, Montevideo, 1768-1769, Legajo número 8, S.9, C.2, A.2, N° 4.

28 En el mencionado bando se ordena: “Se han de levantar a las cuatro de la mañana para beber mate, y entrar inmediatamente al trabajo y a la hora y media que estén en él, se les dará otro mate y media hora después el almuerzo y a la hora de este otro mate y de hay [sic] en adelante hasta que salgan del trabajo toda la agua fría que quisiesen”. (Archivo General de la Nación, División Colonia, Sección Gobierno, Bandos, 1777-1790, N° 4, S.p, C.8, A.10, N° 4, foja 24 y ss.)

29 Augusto Meyer en “Gaucho, história de una palavra” (capítulo del libro Prosa dos pagos, Rio de Janeiro, Livraria São José, 1960) estudia detenidamente los distintos significados que ha tenido el vocablo desde sus primeras aplicaciones. Por nuestra parte y como ya lo señaláramos (“Antigüedad y significado …”) hemos tratado el tema sobre la base de documentación histórica contemporánea a los hechos. Fernando A. Assunção (“Nacimiento del gaucho en la Banda Oriental,” en Boletín Histórico, números 77-79, Montevideo, julio-diciembre de 1958) siguiendo la misma documentación que investigamos en el Archivo General de la Nación, citada por nosotros, analiza algunos aspectos. El método para apropiarse de información ajena es muy común.

30 La bibliografía sobre el gaucho en sus diversos aspectos es, como expresáramos, amplísima. Estudios realizados en el transcurso del siglo pasado y, posteriormente, en los últimos años, analizan este important aspecto de la historia social argentina. Como punto de partida para el conocimiento de los trabajos sobre la materia pueden consultarse las siguientes bibliografías: Ernesto Quesada, “El ciclo cultural de la colonia,” en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, Facultad de Filosofía y Letras, tomo II, Buenos Aires, 1924, págs. 370-414; Nichols, Madaline Wallis, El gaucho, Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1953 Google Scholar; Félix Coluccio, “Bibliografía del gaucho,” en Biblioteca, número 5, La Plata, 1951, págs. 66-77; Augusto Raúl Cortazar, Guía bibliográfica del folklore argentino, Buenos Aires, Instituto de Literatura Argentina, Sección de Bibliografía, tomo I, número 1, 1942.