La Conferencia lntemacional para la Protección de las Víctimas de la Guerra, celebrada en Ginebra del 31 de agosto al 1 de septiembre de 1993, pidió a todos los Estados no escatimar esfuerzos para

«Cerciorarse de que sean debidamente perseguidos los crímenes de guerra y que no queden impunes; por consiguiente, aplicar las disposiciones en las que se prevén sanciones en caso de infracción grave contra el derecho internacional humanitario, y estimular la elaboración, en tiempo oportuno, de un aparato jurídico internacional apropiado».

Los instrumentos fundamentales del derecho internacional humanitario son bien conocidos. Se trata esencialmente de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y de sus Protocolos adicionales de 1977, así como de un amplio edificio de derecho consuetudinario. Estos instrumentos se refieren a cuestiones de vital importancia en tiempo de conflicto armado, particularmente para la protección de los heridos, los enfermos y los náufragos, los prisioneros de guerra y los internados civiles, así como la de toda la población civil.

El derecho internacional humanitario establece no solo los derechos fundamentales de la persona humana, sino que contiene también importantes mecanismos para garantizar el respeto de esas normas. Impone las necesarias obligaciones para reprimir todo acto que atente gravemente contra la dignidad del ser humano y la seguridad de la población civil.

Ratificando los Protocolos de 1977 adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949 Suecia se comprometió a informar e instmir a las autoridades encargadas de la polftica nacional de «defensa total», a su personal, así como a la población civil, sobre las normas del derecho internacional.

En el artículo 82 del Protocolo adicional I de 1977 se estipula que las Altas Partes contratantes velarán, en todo tiempo, por que se disponga de asesores jurídicos que asesoren a los jefes militares, al nivel apropiado, acerca de la aplicación de los Convenios de Ginebra y del Protocolo I y de la enseñanza que al respecto deba impartirse a las fuerzas armadas.

En los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 (CG), se estipula que el personal y el material sanitarios serán identificados, en general, con el emblema distintivo de la cruz roja o de la media luna roja. De conformidad con el II Convenio de Ginebra (CG II), aplicable a las víctimas de conflictos en el mar, se especifica que las superficies exteriores de los barcos hospitales y de las embarcaciones más pequeñas utilizados con fines sanitarios serán blancas. Se aboga por que las partes en conflicto utilicen «los métodos más modernos» para facilitar la identificación de los transportes sanitarios en el mar (CG II, art. 43). Se recomienda, asimismo, que las aeronaves sanitarias lleven ostensiblemente el signo distintivo, junto a los colores nacionales en las caras inferior, superior y laterales. Además, tendrán «cualquier otro sefialamiento o medio de reconocimiento concertado por los beligerantes, sea al comienzo sea en el transcurso de las hostilidades» (CG I, art. 36; CG II, art. 39).

El 5 de mayo pasado, el Movimiento Intemacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja celebró el 75º Aniversario de la Federación Intemacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

En efecto, el mes de mayo de 1919, cinco Sociedades de la Cruz Roja —de Estados Unidos de América, Francia, Reino Unido, Italia y Japón— fundaron en París la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, cuyo objetivo debía ser «unir a las Cruces Rojas del mundo en un esfuerzo sistemático para prevenir, disminuir y paliar las miserias causadas por la enfermedad y las grandes catástrofes».

La celebración oficial de la fundación de la Federación tuvo lugar el 5 de mayo en París. Asistieron a ella delegaciones de unas 70 Sociedades Nacionales, entre ellas de las cinco Sociedades cofundadoras, así como representantes de la Federación y del CICR. La Cruz Roja Francesa, en colaboración con la Federación, organizó varios actos, a los que se asociaron estrechamente las autoridades francesas.

El 4 de mayo, el presidente de la República francesa, señor François Mitterrand, puso de relieve «el cometido inestimable» de la Federación en la audiencia que concedió, en el Palacio del Eliseo, a los miembros del Consejo Ejecutivo de la Federación, a los jefes de las delegaciones de Sociedades Nacionales y a los miembros del CICR.

Para empezar, quiero transmitir a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja los mejores deseos del Comité Internacional de la Cruz Roja por su 75º aniversario y felicitarla, así como a todas las Sociedades miembros de la misma y a su Secretaría, por la ingente labor realizada en todos los ámbitos de su competencia, en particular, el desarrollo y la promoción siempre y en todos los aspectos de la acción humanitaria de las Sociedades Nacionales.

Con vistas al año 2000, la solución de los grandes problemas de nuestra época es inseparable del respeto de los valores universales que son el fundamento de la acción humanitaria. Cuando se trata de proteger la vida humana y aliviar el sufrimiento, luchar contra el hambre y la enfermedad, promover la reducción de las tensiones y la cooperación, no se puede lograr progreso duradero alguno si no va acompañado de medidas que salvaguarden la vida y la dignidad de todo ser humano.

En el marco de las ceremonias de conmemoración del 75º aniversario de la Federación, se celebraron en París, del 3 al 6 de mayo, varias reuniones estatutarias del Movimiento. Una de ellas fue la reunión del Consejo Ejecutivo, durante la cual se nombró a los representantes de las Sociedades Nacionales miembros del Comité Consultivo, de conformidad con laresolución 1 del Consejo de Delegados (Birmingham, octubre de 1993).

Dicho Comité, cuya finalidad, entre otras, es examinar …«políticas de interés común para todos los componentes del Movimiento, así como posibles líneas de acción»…, queda compuesto definitivamente de la siguiente manera:

El año 1919, hace 75 años, tras la Primera Guerra Mundial, marcó un momento decisivo en la historia de la Cruz Roja. Por primera vez, diversas Sociedades Nacionales aunaban oficialmente sus esfuerzos para ampliar sus tareas en tiempo de paz, según fueron definidas en una Conferencia Médica que tuvo lugar en Cannes del 1 al 11 de abril. La Liga de Sociedades de la Cruz Roja, nacida el 5 de mayo de ese mismo año, a raiz de la Conferencia Médica, propuso dichas tareas como líneas de acción. Paralelamente, la Conferencia de la Paz elaboraba el Pacto de las Naciones, cuyo artículo XXV, promulgado en Cannes el 7 de abril, invitaba a las naciones contratantes a «estimular y favorecer el establecimiento y la cooperación de las organizaciones voluntarias nacionales de la Cruz Roja, debidamente autorizadas, que tienen por objetivo mejorar la salud, luchar contra las enfermedades y aliviar el sufrimiento en el mundo».

Tenemos el honor de comunicarles que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha reconocido oficialmente a la Cruz Roja Andorrana. Con este reconocimiento, que suite efectos el 24 de marzo de 1994, asciende a 162 el número de Sociedades Nacionales miembros del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

La República de San Marino ratificó, el 5 de abril de 1994, los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados intemacionales (Protocolo I) y no intemacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

De conformidad con sus disposiciones, los Protocolos entrarán en vigor, para la República de San Marino, el 5 de octubre de 1994.

Etiopía se adhirió, el 8 de abril de 1994, a los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados intemacionales (Protocolo I) y no intemacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

De conformidad con sus disposiciones, los Protocolos entrarán en vigor, para Etiopía, el 8 de octubre de 1994.

El jurado puso de relieve la notable calidad de su obra, contribución importante al conocimiento del derecho internacional humanitario.

El jurado del Premio Paul Reuter, presidido por el señor Paolo Bernasconi, miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja, está integrado, además de por miembros de la Administración del CICR, por los profesores Luigi Condorelli y Giorgio Malinverni, de la Universidad de Ginebra.