La guerra que hace estragos actualmente en Oriente Medio muestra hasta qué punto el mundo ha comenzado una era de rupturas y de incertidumbres. Huelga decir que la actión humanitaria del CICR está profundamente afectada por esta situación. Particularmente sensible, por su índole y por su cometido, al estado de las relaciones Internacionales, el CICR debe hacer frente no sólo a los efectos inmediatos de los conflictos Internationales, sino también a las consecuencias humanitarias de conflictos internos y situaciones de disturbios, que perduran en numerosas zonas del mundo y que no necesitan por ello menos la presencia constante de los delegados de la Institución.

Ciertamente, esta presencia del CICR se tradujo, estos últimos años, en un gran número de personas protegidas y asistidas, en programas de socorro y de asistencia médica en favor de numerosas víctimas civiles y militares de los conflictos. Esta labor nos complace, pero no debe ocultar las dificultades con que tropiezan los delegados, ante la ignorancia o el desconocimiento del derecho humanitario y la retahíla de infracciones cometidas, o ante la discrepancia que hay, a menudo, entre las intenciones de los Estados y su comportamiento sobre el terreno.

La acción de la Cruz Roja en favor de los refugiados es de muy larga data. Se remonta al origen de la acción del Movimiento International de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en favor de las víctimas de las guerras, las revoluciones y los disturbios. Puede decirse igualmente que moviliza a todas las instituciones del Movimiento que intervienen en una u otra etapa del recorrido de los refugiados, los deportados y las personas desplazadas dentro del propio país: protección en el país de origen al decidirse el exilio, asistencia en los campamentos de tránsito o de primer asilo, búsqueda y reunión de familiares, sin olvidar el apoyo a quienes emprenden los trámites, a menudo interminables y humillantes, de la solicitud de asilo.

Para el CICR la intervención se circunscribe esencialmente, como veremos, al teatro de las operaciones militares, a los territorios ocupados o donde haya disturbios y violencia poliítica que provoquen la huida de población. La acción se prolonga, a menudo, en la frontera de los países limítrofes, en los campamentos de refugiados, donde el CICR se encarga de ciertos aspectos de la protección de esas personas, en los centros médicos de primeros auxilios o de cirugía de guerra y, a veces, incluye también la asistencia material.

Desde que se inició el conflicto, el 2 de agosto de 1990, en Oriento Medio entre Irak y Kuwait, el CICR recordó a todas las partes sus obligaciones dimanantes de los Convenios de Ginebra de 1949, de los que son signatarios (véase RICR, nº 101, septiembre-octubre de 1990, p. 482).

En otoño de 1990, mientras esperaba que se hallara una solución pacífica, el CICR ya tomó medidas preparatorias, tanto en el plano diplomático como en el operacional, en Ginebra y en la zona afectada.

El 17 de enero de 1991, el CICR dirigió una nota verbal a las partes implicadas, a fin de recordarles los principios y normas de derecho internacional humanitario, ofrecer sus servicios con miras a prestar protección y asistencia a las víctimas del conflicto y actuar en el ámbito humanitario como intermediario neutral entre los beligerantes. Este ofrecimiento de servicios fue recibido favorablemente.

El conflicto actual es, sin duda, un conflicto armado internacional, como se define en el artículo 2 común a los Convenios de Ginebra del 12 de agostode 1949.

El hecho de que la acción militar haya sido autorizada mediante la Resolución 678 del Consejo de Seguridad no influye para nada en esta definición ni en la aplicación del derecho de los conflictos armados.

La ausencia de una declaración de guerra formal no altera, en absoluto, la definición del conflicto. Por ello, es importante señalar que, en el artículo 2 común a los cuatro Convenios, se estipula que «el presente Convenio se aplicará, en caso de guerra declarada o de cualquier otro conflicto armado que surja entre dos o varias de las Altas Partes Contratantes, aunque una de ellas no haya reconocido el estado de guerra».

El hecho de que las hostilidades actuales sean definidas como un conflicto armado internacional no ha sido impugnado por ninguna de las Partes contendientes.

En su reunión de los días 5 y 6 de diciembre de 1990, la Asamblea del Comité International de la Cruz Roja efectuó los siguientes nombramientos:

— La señora Denise Bindschedler-Robert, que se jubila, tras 23 años de servicio, por haber cumplido la edad reglamentaria, fue nombrada miembro honorario del CICR.

— El señor Athos Gallino, que se jubila, tras 13 años de servicio, por haber cumplido la edad reglamentaria, fue nombrado miembro honorario del CICR.

— El señor Alain Rossier, que por razones de salud no solicitó la renovación de su mandato, fue nombrado miembro honorario del CICR.

— El señor Hans Haug fue reelegido miembro del CICR por un tercer mandato, hasta finales de 1991 (en que cumplirá la edad reglamentaria).

Desde octubre de 1990, el presidente del CICR, acompañado de varios miembros del Comité y directivos de la Institución, recibió a las siguientes personalidades:

— Sus Altezas Serenísimas el Príncipe Juan Adán II y la Princesa María de Liechtenstein, el 18 de octubre de 1990.

—General Chatichai Choonhavan, primer ministro del Reino de Tailandia, el 19 de octubre de 1990.

— Excelentísimo señor doctor Najibulla, presidente de la República de Afganistán, el 11 de noviembre de 1990.

De octubre de 1990 a enero de 1991, el presidente del CICR, señor Cornelio Sommaruga efectuó las siguientes misiones:

Italia

El presidente del CICR, acompañado por los señores F. Amar, delegado general adjunto de la zona Europa-América del Norte, y J.L. Blondel, jefe de la División de Doctrina y Relaciones con el Movimiento, participó en la reunión de presidentes de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de los países de la Comunidad Económica Europea (CEE), organizada, del 8 al 11 de octubre de 1990, por la Cruz Roja Italiana en Asolo, cerca de Venecia.

Los debates versaron, por una parte, sobre cuestiones internas de los paises de la CEE (protectión civil, transportes sanitarios, transfusión sanguínea) y, por otra, sobre las relaciones de las Sociedades Nacionales con la CEE y las otras Sociedades Nacionales. Los participantes reafirmaron al respecto su voluntad de contribuir al desarrollo de las Sociedades Nacionales de Europa del Este, sin perjudicar por ello a las Sociedades Nacionales del Tercer Mundo.

El señor Frédéric Siordet, ex miembro del CICR y ex vicepresidente de la Institutión, falleció el 30 de enero de 1991. Con su muerte desaparece una de las grandes figuras del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Su amigo Melchior Borsinger, ex delegado general del CICR para Europa y América del Norte, galardonado con la medulla Henry Dunant, rinde homenaje, en las líneas que siguen, a este gran servidor de la Cruz Roja. En ellas sabe expresar los sentimientos de admiratión y de afecto que comparten hoy todos los que, en el CICR o en el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, reconocieron y apreciaron la gran competencia y las cualidades de corazón y de espíritu de Frédéric Siordet.

A comienzos del verano de 1990, se concretó, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, el proyecto de otorgar el estatuto de observador al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Mientras que este proyecto tuvo, en principio, una aceptación unánime, se plantearon muchas cuestiones relacionadas con sus implicaciones institucionales. Estas versaban, principalmente, sobre el estatuto, único en su género, del CICR en las relaciones internacionales, especialmente sobre su carácter de organización no gubernamental (ONG), por un lado, asociado a una «personalidad jurídica funcional» en el ámbito del derecho internacional humanitario, por otro.

La Secretaría General de las Naciones Unidas y las Misiones Permanentes en Nueva York trataron sin dilación estas cuestiones, sobre todo a nivel de los expertos en derecho, con la discreta colaboración del CICR.

Durante años la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja Sueca ha procurado activamente internacionalizar los cursos de salud y asistencia médica que se imparten en el marco de su programa de formación en la materia.

En 1987, Taylor y As trazaron un programa de propuestas titulado «La internacionalización de la formación». La finalidad de este material es presentar directrices e ideas al respecto; incluye, además, recomendaciones acerca de la bibliografía que puede utilizarse para la enseñanza teórica. Este material puede ser también de utilidad para la formación práctica.

Actualmente se realiza un proyecto con objeto de recoger las opiniones de los estudiantes sobre la internacionalización de su formación.

Desde hace varios años, a cierto número de alumnos de la Escuela se brinda la oportunidad de realizar trabajos prácticos en el extranjero como parte de su formación próctica. La experiencia asý acumulada estí también documentada en un proyecto en curso.

Entre las actividades generates de la Escuela se cuentan también conferencias sobre temas internacionales para los estudiantes y el personal de la institución. Hay un grupo de accción internacional que recauda fondos para ciertos países y proporcióna información sobre las condiciones existentes en los mismos.

La crisis del Golfo y sus consecuencias en el piano humanitario fueron los temas centrales de los trabajos de la Comisión Permanente de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, así como del Consejo Ejecutivo de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que se reunieron en Ginebra el 22 de octubre y los días 23 y 24 de octubre de 1990, respectivamente.

Los días 14 y 15 de noviembre, asistieron, en Kuala-Lumpur (Malasia) a un seminario titulado «Enfoque sobre el CICR y los medios de comunicación» diecinueve periodistas de siete países de Asia (Filipinas, Hong-Kong, India, Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam), así como representantes del CICR (particularmente los jefes del Departamento de Comunicación y de la División de Prensa, el delegado general adjunto para Asia, los delegados zonales en Yakarta y en Hong-Kong y el jefe de la delegation en Filipinas).

El objetivo de la reunión, organizada por el Departamento de Comunicación del CICR con la cooperación de la Media Luna Roja de Malasia, era dar a conocer mejor la Institución y sus objetivos y, sobre todo, potenciar las relaciones con los periodistas de los países donde el CICR presta servicios, con la idea de formar una red de apoyo entre los medios de comunicación asiáticos.

La XV Mesa Redonda sobre los problemas actuales del derecho internacional humanitario, organizada por el Instituto Internacional de Derecho Humanitario, tuvo lugar, del 4 al 8 de septiembre de 1990, en San Remo, Italia.

Bajo los auspicios del CICR, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, del Centro para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la Organización Internacional para las Migraciones y de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la reunión contó con la participación de unas 150 personas, de las cuales representantes de unas quince Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, así como universitarios y representantes de misiones diplomáticas y de organizaciones no gubernamentales.

La I Conferencia Internacional sobre las Quemaduras y los Incendios tuvo lugar en Palermo (Sicilia) del 25 al 28 de septiembre de 1989, organizada por el «Mediterranean Burns Club» y la «Divisione Chirurgica Plastica e Terapia delle Ustioni» del Hospital Cívico de Palermo, con el concurso de varios Ministerios de la República Italiana y diversas organizaciones internacionales gubernamentales (como la OMS, el Consejo de Europa y la Comisión de las Comunidades Europeas) y no gubernamentales, así como de asociaciones especializadas. Participaron en la Conferencia unos 200 delegados de todas las partes del mundo procedentes de las instituciones citadas, de organismos de protección civil, de hospitales especializados y de cuerpos de bomberos, así como expertos en la gestión de desastres en los ámbitos médico, paramédico, de la seguridad, de la logística, de la formación, etc. El CICR y la Cruz Roja Italiana estuvieron también representados en esta Conferencia.

Canadá ratificó, el 20 de noviembre de 1990, los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

La ratificación iba acompañada de varias reservas y declaraciones de interpretación, así como de una declaración relativa a la Comisión Internacional de Encuesta, cuyos textos son los siguientes:

La República del Paraguay se adhirió, el 30 de noviembre de 1990, a los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) y no internacionales (Protocolo II), aprobados en Ginebra el 8 de junio de 1977.

De conformidad con sus disposiciones, los Protocolos entrarán en vigor, para la República del Paraguay, el 30 de mayo de 1991.

Figura, a continuación, la lista cronológica, hasta el 31 de diciembre de 1990, de todos los Estados que han pasado a ser Partes en los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, aprobados el 8 de junio de 1977.

El nombre de los Estados está abreviado; la numeración de los Estados Partes en los Protocolos consta en dos columnas; en la primera, se da el número de Estados Partes en el Protocolo I y, en la segunda, el número de Estados Partes en el Protocolo II.