La cuestión de la herencia poética de Juan de Mena a la posteridad ha sido abarcada ya desde varias perspectivas y en relación con distintos poetas, y sin embargo siguen siendo muchos los puntos susceptibles de más profundo estudio. Entre ellos, no es falto de interés el momento histórico de finales del mismo siglo en que vivió Mena, apagados ya los primeros ecos de sus obras –tras la continuación de sus inacabadas Coplas contra los pecados mortales y los encomios literarios de quienes lo admiraron– y todavía no inaugurada la estación de los doctos comentarios a su gran poema, que comienza con la publicación, en Sevilla en 1499, del de Hernán Núñez y que acompañará en la tradición impresa las numerosas ediciones quinientistas de la obra, a las que se suman las de la Coronación glosada por el mismo poeta y las de otras obras menores en verso.

Entre los poetas activos a finales del siglo XV, Juan del Encina es sin duda uno de los más destacados. Aunque en la actualidad tengan más relieve sus églogas dramáticas, se dedicó también a escribir poemas de varia índole, entre los cuales figuran los de estilo amoroso cancioneril, burlesco –en el Siglo de Oro fue famoso por sus Disparates trobados–, un vasto repertorio de poemas religiosos y obras de mayor envergadura, como la Tragedia trobada a la dolorosa muerte del príncipe don Juan, el Triunfo de Fama y la Trivagia o Viage a Jerusalén. Teniendo en cuenta que sus primeros versos se pueden fechar en los años ochenta, cabe preguntarse cuál era su postura frente a Juan de Mena y en qué medida la poesía de éste ha contribuido a forjar la poética enciniana.

El estudio de las relaciones intertextuales entre los dos poetas abre un campo de indagación amplio, complejo y en algunos casos resbaladizo: sólo por poner un ejemplo de las insidias que lo jalonan, considérese que la actividad poética de Encina, a pesar de desarrollarse medio siglo más tarde que la de Mena, presenta en muchos aspectos una continuidad que sería fácil confundir con una simple dependencia del poeta cronológicamente sucesivo en relación con su predecesor.