Al tiempo de la llegada de los españoles al Tawantinsuyu, la hoja de coca era el producto más preciado. Cieza de León (Reference Cieza de León1973 [1540]:221), el cronista español que recorrió el imperio inka poco tiempo después de los acontecimientos en Cajamarca, fue uno de los primeros en informar que la población local acostumbraba a llevar en la boca las hojas de coca. Cieza de León aseguró que las hojas no se comían, sino que solo las tenían guardadas en un lado de la boca durante todo el día. Preguntados por qué llevaban las hojas, los interrogados respondieron que “sienten poco la hambre y que se hallan en gran vigor y fuerza.” Cieza de León concluyó que la coca es una planta muy especial y que no habría en el mundo otra tan estimada como ella. Décadas después, Cobo (Reference Cobo1964a [1563]:214-216) aseveró que la coca es la “más conocida,” y, a su vez la “más delicada que se puede imaginar porque le daña aire, sol, agua y humedad.”
Durante los últimos años, el centro imperial inka de Tambo Viejo (Figura 1), del valle de Acarí, Perú, fue el foco de investigaciones arqueológicas (Valdez y Bettcher Reference Valdez and Bettcher2022). Durante la temporada del 2024 el foco de la investigación fue la Estructura 4, donde se expuso una pequeña construcción semisubterránea, de forma rectangular, que contenía las hojas de coca. En este reporte mi objetivo es describir y contextualizar este hallazgo excepcional. La nueva evidencia permite conocer las estrategias de almacenamiento inka empleadas para preservar las preciadas y delicadas hojas.

Figura 1. Ubicación de Tambo Viejo en relación con otros centros imperiales de la costa sur del Perú.
La coca y el estado inka
La coca (Erythroxylum spp.) es una planta tropical que no resiste la helada, como tampoco la sequía (Plowman Reference Plowman1979:103-104). Cumplió una función primordial en las actividades rituales inka (Betanzos Reference Betanzos1880 [1551]:33), razón por la cual los gobernantes cusqueños optaron por colonizar la región tropical próxima al Cusco, la capital del Tawantinsuyu, para establecer sus plantaciones de coca (D’Altroy y Earle Reference Earle and LeVine1992). Al incorporar los valles de Chillón y Lurín de la costa central al control inka, una de las primeras acciones del estado fue anexar los cultivos de coca (Murphy y Boza Reference Murphy and Boza2012:171). Con estas medidas, el estado inka hizo que las preciadas hojas pudieran ser obtenidas tanto de la vertiente oriental, de los valles costeños. La coca proveniente de la región tropical, de hojas más grandes, fue conocida como coca mumus, mientras la de los valles costeños, de hojas más pequeñas y delgadas (Rostworowski Reference Rostworowski2002:90), fue identificada como coca tupa. Murúa (Reference Murúa1946 [1590]:138) asegura que la coca tupa era altamente valorada por su sabor especial.
Es posible que previo y/o durante la ocupación inka, la coca haya sido también cultivada en otros valles costeños. Por ejemplo, en Inkawasi, establecimiento inka del valle de Cañete, se ha encontrado coca almacenada en los depósitos estatales (Urton y Chu Reference Urton and Chu2019:6-7). Éste también parece haber sido el caso del valle de Acarí donde, de acuerdo con la cifra de tributación impuesta en 1549, la población local tenía la obligación de tributar “50 cestos de coca del tamaño usual” (Rostworowski Reference Rostworowski1982:228). Además, la misma fuente menciona que en tiempos de la colonia existieron cultivos de coca en lugares como Amato, distante a solo 15 km río arriba de Tambo Viejo. Hallazgos provenientes de sitios más tempranos de Acarí sugieren que la coca ya había sido cultivada en este valle antes de la llegada inka (Valdez Reference Valdez2023).
Cobo (Reference Cobo1964a [1563]:215) sostiene que la muy preciada y delicada hoja de coca recibió tratamiento y cuidado especial, en particular después de la cosecha. Una vez secada al sol, la coca mumus era empaquetada en “cestos largos y angostos” llamados chipa y transportada hacia los depósitos estatales de la sierra (Cieza de León Reference Cieza de León1973 [1540]:198; D’Altroy y Earle Reference D’Altroy and Earle1985:190; Morris Reference Morris, Murra, Wachtel and Revel1986:60). Estas facilidades fueron estratégicamente construidas “en lugares altos, frescos y airosos” (Cobo (Reference Cobo1964b [1563]:124; Earle Reference Earle and LeVine1992:331; Morris Reference Morris and Levine1992:238), para crear condiciones favorables para preservar los productos almacenados (Morris y Thompson Reference Morris and Thompson1985:104; Murra Reference Murra, Collier, Rosaldo and Wirth1982:250).
En contraste con la sierra —donde se encuentran los más extensos depósitos inka, como Qatun Jauja y Huánuco Pampa, por citar dos casos—, no se conocen depósitos comparables en la región costeña (Covey et al. Reference Covey, Quave, Catherine, Manzanilla and Rothman2016:172). Por ejemplo, en el próspero y fértil valle de Chincha, considerado como el “mayor y mejor de todo” el imperio (Cieza de León Reference Cieza de León1973 [1540]:182), depósitos similares son desconocidos. Inkawasi, en el valle de Cañete (Hyslop Reference Hyslop1985:32), es una rara excepción. Como resultado, la forma en que las delicadas hojas de coca fueron almacenadas en la costa sigue incierta. Hallazgos provenientes de los valles de Cañete (Díaz Carranza Reference Carranza and José2015:129) y el Chillón (Ricci Jara Reference Jara and Kevin2021:209) demuestran que en tiempos inka la coca fue almacenada localmente. Sin embargo, se desconoce el método empleado para garantizar la preservación de este delicado producto.
La nueva evidencia
Tambo Viejo es un establecimiento imperial, donde la administración inka invirtió enorme esfuerzo no solo en su construcción (Figura 1), sino también en las actividades rituales y banquetes comensales efectuados para legitimar su presencia intrusiva (Valdez y Bettcher Reference Valdez and Bettcher2021a, Reference Valdez and Bettcher2021b). Además, la reciente investigación en Tambo Viejo permite conocer aspectos relacionados al almacenamiento de productos importantes como el maíz y la coca (Valdez y Bettcher Reference Valdez and Bettcher2025). Durante la temporada del 2024, el foco de la investigación fue la Estructura 4 (Figuras 2 y 3a), donde se hallaron cuatro construcciones semisubterráneas, establecidas para almacenar productos como granos de maíz y hojas de coca. Estas construcciones son identificadas como collanas (Brundage Reference Brundage1967:126), y son de formas circulares y rectangulares. Sus paredes fueron construidas de un alineamiento de cantos rodados, unidos con argamasa, y con sus aberturas establecidas a nivel del piso. Estas también disponen de un piso compacto.

Figura 2. Plano de Tambo Viejo con la ubicación de las estructuras excavadas.

Figura 3. (a) Ubicación de la collana rectangular en la Estructura 4; (b) la collana rectangular asociada a las hojas de coca; (c) las hojas de coca proveniente de la collana rectangular. (Color en la versión electrónica).
En la primera y segunda collana circular no se encontró producto alguno, mientras que en la tercera collana circular recuperamos granos de maíz. Entretanto, y por primera vez para Tambo Viejo, en la collana rectangular (Figura 3b) encontramos hojas y semillas de coca tupa (Erythroxylum novogranatense var. Truxillense; Figura 3c). Inmediatamente sobre el piso de la collana había una mayor acumulación de hojas de coca, mezcladas con arena limpia. Esta asociación no parece ser accidental, sino intencional. Las dimensiones de la collana rectangular son: 1,85 m de largo, 1,22 m de ancho, y 0,80 cm de profundidad. Nuestra estimación sugiere que un aproximado de 1,8 m3 (equivalente a 540 o 760 k) de hojas de coca seca fue almacenado en la collana.
La cosecha de las hojas de coca ocurre cada 90 días, y una vez cosechadas las hojas deben ser secadas bajo el sol. Para su efecto, se extienden sobre una superficie plana y expuesta al sol unos mantos especiales conocidos como esteras, las que son hechas de la corteza de una variedad de cañas. En Tambo Viejo existen espacios abiertos que bien pudieron haber servido para este fin.
¿Cuál fue el método empleado para garantizar la preservación de las hojas de coca? La evidencia proveniente de Tambo Viejo demuestra que la solución fue el uso de la arena. La arena tiene una conductividad térmica muy baja, lo que hace que la transferencia de calor sea deficiente. En una región árida y sin precipitaciones pluviales, como la costa sur, donde la temperatura fluctúa entre el día y la noche (Beresford-Jones Reference Beresford-Jones2011:15, 81), toda superficie cubierta por la arena se mantiene relativamente estable, y es fría. Esta es una condición óptima para preservar productos orgánicos. Además, la arena neutraliza todos los agentes que provocan el deterioro de los productos orgánicos (Chemello y Davis Reference Chemello, Davis and Smith2020:3362). Así, el establecimiento de recintos pequeños, como el aquí descrito, fue una estrategia efectiva que permitió la preservación de los productos almacenados.
La propiedad térmica de la arena ya se conocía en la costa sur desde tiempos anteriores a la expansión inka. Por ejemplo, en la parte alta del valle de Pisco, se ha encontrado pescado seco cubierto con arena limpia en contextos del precerámico (Bonavia Reference Bonavia2002:209). Y, solo poco antes de la llegada inka a la costa sur, este método continuó siendo utilizado en el valle de Cañete (Marcus et al. Reference Marcus, Sommer and Glew1999:6565). Estos ejemplos demuestran que la población costeña desarrolló estrategias para preservar productos delicados. Por su efectividad, esta estrategia fue hábilmente adoptada por la administración inka.
Por lo tanto, resulta comprensible la ausencia en la costa de depósitos similares a los de la sierra. La adopción de técnicas locales también hizo que los depósitos de la costa fueran poco visibles, en contraste con los de la sierra que se establecieron para ser vistos (Hastorf y Foxhall Reference Hastorf and Foxhall2017:30). Estas son diferencias significativas, y son las principales razones por las cuales los depósitos inka de la costa han permanecido poco visibles y menos conocidos.Footnote 1 No obstante las marcadas diferencias estructurales, los depósitos inka en general fueron diseñados para garantizar la preservación de los productos almacenados. De este modo, las collanas de Tambo Viejo cumplieron objetivos idénticos a los silos de la antigua Mesopotamia (Paulette Reference Paulette, Manzanilla and Rothman2016:90, Figura 4.4).
Comentario final
Los inka creían firmemente que una buena cosecha, rebaños sanos y éxitos en la guerra estaban influenciados por las deidades. Y, con el objetivo de recibir influencias divinas favorables, el estado inka veneró periódicamente a deidades como el Sol (Inti), la Luna (Killa), y el Trueno (Illapa) mediante celebraciones rituales y la entrega de ofrendas especiales. Junto a la llama, el cuy, y el perro (Valdez y Bettcher Reference Valdez and Bettcher2022), la hoja de coca era un producto indispensable en todo sacrificio inka. Además, todo lugar considerado sagrado, como los cerros (apus), recibía ofrendas de hojas de coca. Finalmente, los muertos también fueron enterrados con coca en sus bocas (Murúa Reference Murúa1946 [1590]:267); todo esto hizo de ella la ofrenda más sagrada.
Mientras que el estado inka fue hábil en establecer los cultivos de coca tanto en la región tropical, como en los valles costeños, un reto importante debió haber sido su preservación. En la costa, la solución fue el empleo de un conocimiento antiguo que consistió en establecer los depósitos bajo la superficie y cubrir los productos almacenados con arena limpia. Por sus propiedades térmicas, y en una región donde no llueve, la arena hizo que todo producto depositado en collanas como las de Tambo Viejo se mantuviera en condiciones óptimas.
Agradecimientos
Los trabajos de investigación en Tambo Viejo fueron efectuados con autorización del Ministerio de Cultura (Resolución Directoral No. 000210-2024 DCIA/DGPA VMPCIC/MC) y con financiamiento de la Social Sciences and Humanities Research Council de Canadá. La investigación también fue posible gracias a la dedicada participación de Mario Ruales, Fernando Serván, Cruver Jayo, Florentino Zárate, Soledad Gutiérrez, Elena Rodríguez, Sophia King, Charmelí Manrique, Rubén Quispe, Cintia Pillpe, Josiel Ayala, Katrina Bettcher, Cirilo Ventura, Fabrizio Serván, Miguel Mota, Lismer Cáceres, Esthefani Pauca, Gino Baez, Anthony del Villar, Benjamín Guerrero, Modesto Canales, Danny Pinto, Carla Guzmán y Rigoberto Silva, a quienes extiendo mi agradecimiento. Los revisores de Latin American Antiquity tuvieron la voluntad de hacer llegar sus comentarios y sugerencias a la versión inicial del documento, a quienes también extiendo mi agradecimiento.
Declaración de financiamiento
La investigación arqueológica efectuada en Tambo Viejo fue posible gracias a una beca proveniente de la Social Sciences and Humanities Research Council of Canada (Grant # 435-2017-0478).
Declaración de disponibilidad de datos
El material arqueológico en el que este estudio se basa está depositado en los almacenes del Ministerio de Cultura del Perú, sede Arequipa.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no hay ningún conflicto de intereses.