El asalto es la quinta y, por consiguiente, última novela de la pentagonía. Escrita en La Habana en los años setenta, fue corregida por Arenas en 1988 en el exilio y se publicó en 1991, cuando el autor ya había fallecido. Es una obra muy diferente de las cuatro anteriores y resulta bastante difícil reconocer al protagonista Celestino/Fortunato/Héctor/Gabriel en el personaje principal de este libro. El narrador ya no es un ser perseguido que da testimonio de su opresión, sino que se ha convertido en el propio perseguidor que trabaja para el dictador del sistema totalitario bajo el cual vive. Esta transformación le permite aprovecharse de ciertas ventajas para conseguir su última meta: matar a su madre, el origen de su opresión e infelicidad. No obstante, a pesar de su supuesta cooperación, se aprecia todavía una clara denuncia contra los gobiernos dictatoriales y, más específicamente, contra el proceso revolucionario cubano, que el autor asimila con la madre por el carácter maternal que tiene hacia el pueblo. Este libro se puede considerar el 1984 cubano. La influencia de Orwell es omnipresente, tanto en los personajes y en el tipo de gobierno totalitario criticado, como en el ambiente que reina en toda la novela. Arenas había mencionado en una entrevista con Espinosa Domínguez que leer a Orwell fue para él una revelación (56). A la manera del autor anglo-indio, en El asalto se cuenta la antiutopía que el autor teme para Cuba.

Peripecias de la novela

A pesar de haber sido escrita en La Habana en 1974, bastante tiempo antes que El color, El asalto es la última parte de la pentagonía. Redactada bajo la presión del tiempo para poder sacarla del país, el manuscrito es a veces difícil de descifrar. Explica Juan Abreu en su libro A la sombra del mar sobre el proceso de relectura del manuscrito antes de su publicación: